
En cambio, la inteligencia “cristalizada“, que se refiere a los conocimientos generales que posee una persona, tiende a aumentar o a mantenerse estable hasta los 70-80 años entre las personas sin deterioro cognitivo.
Con una inteligencia “fluida” en declive, por un lado, y una inteligencia “cristalizada” resistente, por otro, la capacidad para realizar tareas cotidianas puede disminuir o mejorar con la edad, dependiendo tanto de la tarea como de la persona.
En cuanto a las tareas, las personas mayores tienen más dificultades para leer u oír cuando se enfrentan a distracciones, son más propensas a cometer errores cuando se les pide que lo hagan bajo presión y son menos capaces de adquirir y transferir información nueva. Por otra parte, las personas mayores suelen obtener mejores puntuaciones que los jóvenes en las pruebas de conocimientos generales y específicos de un campo de interés.